sábado, 25 de junio de 2011

CONSULTAS DE MIS LECTORES

FE DE ERRATAS: Antes de iniciar, hago este paréntesis para cambiar el cargo académico de don Alberto Gómez Font, ante la Fundación del español urgente, Fundéu, Madrid, España, quien es el coordinador general, y no el director, como lo escribí la semana anterior. La página web de la Fundéu, es: www.fundeu.es. También les informo que ya están en Twiter y Facebook, para que los sigan y actualicen sus conocimientos en las recomendaciones del español. Cumplido esto, paso a las consultas efectuadas en mis correos.


RESPUESTA: Mi apasionada lectora, Mirna: gobierno, se escribe con inicial mayúscula cuando significa ‘conjunto de las personas que gobiernan un Estado, formado por el presidente y sus ministros’, tanto en singular como en plural: «El jefe del Gobierno alemán [...] acelera sus esfuerzos para renovar y mejorar los lazos económicos con América Latina» (Universal [Ven.] 15.9.96); «A Bello alguien aún le reprocha haber desarrollado su obra bajo Gobiernos conservadores» (Teitelboim País [Chile 1988]).

Se escribe con minúscula en el resto de sus acepciones: «Su padre delegó en ella los poderes para el gobierno de la casa» (GaMárquez Amor [Col. 1985]); «Ambas soberanas tenían en común [...] la firme creencia de estar asistiendo al final de la monarquía como forma de gobierno» (Moix Vals [Esp. 1994]).

2.  VILCAST: Es correcto cuando Ponce Morazán, el comentarista deportivo de Televicentro dice:

1) Estamos en la primera mitad del partido... o luego estamos en la segunda mitad… ¡Qué es la mitad?


2) ¡O estamos en los tiempos suplementarios?

Gracias por su atención.
Fiel lector, V. Mendoza
RESPUESTA: Querido lector Mendoza: Tengo entendido que un partido de futbol o fútbol (se emplea de ambas maneras), es de 90 minutos, y que se dividen primero de 45 minutos cada uno. Considero que el comentarista, debe decir: “Estamos en el primer tiempo del partido”; o que el árbitro silbe el final de los primeros 45 minutos.

El tiempo extra suplementario, es “media hora de juego”. Es decir, que dura quince minutos cada uno.

mitad. 1. ‘Cada una de las dos partes iguales en que se divide un todo’: «Le hace entrega [...] de cinco mil pesetas, la mitad para sus padres y la otra mitad para Carmen» (Marsé Embrujo [Esp. 1993]); y ‘parte que, en una cosa, equidista de sus extremos’: «Hacer una autopista justo por la mitad de la marisma» (Pombo Metro [Esp. 1990]). Con el segundo sentido, comparte significado con el sustantivo masculino medio y, como este, puede formar parte de la locución preposicional en mitad de, que significa ‘en la parte central’: «Abandonó el coche en mitad de la carretera y echó a correr» (Gavilanes Bosque [Esp. 2000]).
2. Suele llevar un complemento con de que especifica la cualidad o la cosa de que se trata: «Si yo tuviera la edad de ella, no sería ni la mitad de agradable estar cerca de mí» (Clarín [Arg.] 17.4.97); «A mi edad, la mitad de las cosas se me olvidan» (Marsé Rabos [Esp. 2000]). Dado que posee sentido comparativo, a menudo se explicita el segundo término de la comparación, que va introducido por la conjunción que: «La capital de México tenía la mitad de habitantes que ahora» (Caretas [Perú] 5.12.96); «El hombre corre [...] la mitad que el coyote» (Landero Juegos [Esp. 1989]); o por la preposición de, si el segundo término se refiere también al núcleo de la comparación, esto es, directamente al objeto o magnitud que se compara: «La paga que les asignaba era apenas la mitad de la que recibían los pandilleros» (Velasco Regina [Méx. 1987]).
3. Para la concordancia con el verbo (la mitad de los alumnos estudia/estudian),
4. Sobre la presencia o ausencia del artículo ante el núcleo del complemento (correcto: la mitad de los alumnos, INCORRECTO: ),

MI APOSTILLA: Como pueden apreciar en estos conceptos, en ningún momento hay ejemplos para ‘comentarios deportivos’. Ya basta de escuchar tantas estupideces a los dizque periodistas deportivos, pues solo de oír al que quiere ser nuestro presidente, ingeniero Salvador Nasralla, cuando el pasado sábado 18 en el partido de la Sele, de casualidad estos oídos escucharon ¡SOBERBIO ZAPATAZO!... Por favor que alguien me explique qué significa esto. Mejor le aconsejamos que vaya “hablando claro nuestro idioma”…

lunes, 20 de junio de 2011

RECOMENDACIONES DEL ESPAÑOL URGENTE

Para todos mis cultos lectores, les entrego las últimas cuatro recomendaciones del día, remitidas personalmente desde España, por don Alberto Gómez Font, coordinador general de la Fundación del español urgente, Fundéu.


Lo apropiado en español es hablar de temas delicados y no de temas sensibles.
Es común que los medios de comunicación, cuando abordan determinados asuntos relacionados con el ámbito social, político o económico, se refieran a ellos como temas sensibles: «Probablemente, pese a ser un tema sensible, la masa social lo entenderá»; «La coreografía plantea un tema sensible: la migración ilegal»; «Es un tema sensible, no solo para la salud laboral. También afecta a la productividad».
El Diccionario panhispánico de dudas señala que es incorrecto el uso de sensible o de sensitivo como equivalente de delicado, al referirse a un asunto o una situación.
De este modo, en los ejemplos citados hubiera sido más apropiado: «Probablemente, pese a ser un tema delicado, la masa social lo entenderá»; «La coreografía plantea un tema delicado: la migración ilegal»; «Es un tema delicado, no solo para la salud laboral. También afecta a la productividad». 

2. «A sí mismo, así mismo y asimismo tienen un sonido prácticamente igual, pero significan cosas distintas»

La grafía a sí mismo está formada por la preposición a, el pronombre reflexivo sí y el adjetivo mismo y, por ser adjetivo, admite variaciones de género y número (‘a sí misma’, ‘a sí mismos’, ‘a sí mismas’): «Los tres ediles se votaron a sí mismos en la investidura».
Las formas así mismo y asimismo se emplean indistintamente cuando su significado es el de ‘también o además’: «Así mismo, señalaba que no se ha planteado en ningún momento formar equipo de Gobierno»; «Asimismo señalan que el cambio climático provocará una disminución del área de distribución de muchas especies forestales».
También se escribe así mismo, en dos palabras, cuando se trata del adverbio así y del adjetivo mismo, en el que este último funciona como refuerzo y puede omitirse: «Lo hizo así (mismo)».


Es frecuente encontrar expresiones en las que se hace un uso inadecuado, impropio del español, del adjetivo posesivo: «Me dolía mi pierna», «Sufría quemaduras en el sesenta por ciento de su cuerpo», «Al rey le implantaron una prótesis que sustituye la articulación de su rodilla derecha».
En español, en construcciones en las que aparecen sustantivos que designan partes del cuerpo (cabeza, ojos, oídos, pies, rodillas, etc.), lo común es el uso del artículo (el, la), pero no el del posesivo (mi, tu, su, etc.).
De esto modo, en los ejemplos citados lo apropiado hubiera sido: «Me dolía la pierna», «Sufría quemaduras en el sesenta por ciento del cuerpo», «Al rey le implantaron una prótesis que sustituye la articulación de la rodilla derecha».
instalaciones, no facilidades

4. «Debe evitarse el uso de facilidades con el sentido de instalaciones, prestaciones o servicios»

En ocasiones aparece en los medios la palabra facilidades con el significado de instalaciones, prestaciones, infraestructura, dotaciones o servicios: «No adaptó sus facilidades industriales a la directiva de prevención», «Contrató suministros y facilidades de forma directa», «La mejor manera de garantizar las facilidades sociales es…».
Se trata de un uso incorrecto, un calco de la palabra inglesa facilities, que sí tiene esos significados; pero en español facilidades se define como 'condiciones especiales que permiten lograr algo o alcanzar un fin con menor esfuerzo' y no equivale a instalaciones, prestaciones, servicios...
En las frases mencionadas anteriormente debería haberse evitado este calco y haberse escrito, por ejemplo: «No adaptó sus instalaciones industriales a la directiva de prevención», «Contrató suministros y servicios de forma directa», «La mejor manera de garantizar las prestaciones sociales es…».

MI APOSTILLA:

Solo a través de diario La Tribuna y esta sección Pecadillos Idiomáticos, “se mantendrá informado de las últimas novedades del buen uso de la ortografía y el lenguaje”. Mi filosofía “es servir y serle útil a mi país, para contribuir con la sociedad intelectual y la cultura hondureña”. Hasta el próximo sábado, si Dios así lo permite. ¡Bendiciones!

domingo, 12 de junio de 2011

Precuela

Esta palabra “precuela”, la tomé prestada del vocabulario de nuestro compañero Abraham Espinoza, periodista y crítico del séptimo arte, el cine, en Canal TEN y las revistas Hablemos Claro y HCFinanciera; ya que al corregir uno de sus escritos me llamó la atención este neologismo copiado del inglés “prequel”, y que aún no lo ha aceptado la Real Academia Española. Con la magia de la tecnología, los invito a leer el siguiente contexto tomado de la Internet, sitio Wikipedia.

Se llama precuela, protosecuela o, más raramente, presecuela a una obra, ya sea una película, historieta, serie de televisión, videojuego, novela, etc., creada después de una entrega original que tuvo éxito, pero cuya referencia cronológica se sitúa en el pasado, generalmente desvelando las causas o los orígenes del argumento de la primera entrega. Ninguno de los tres términos aparece registrado en el DRAE.

Ejemplos

A modo de ejemplo, en la conocida serie cinematográfica que comenzó con La guerra de las galaxias (Star Wars: Episode IV - A New Hope, George Lucas, 1977), La amenaza fantasma (The Phantom Menace, George Lucas, 1999) es una precuela, ya que en cuanto a su producción y comercialización es una secuela.[1] El cine viene recurriendo a este tipo de películas al menos desde 1948, cuando se adaptó Another part of the Forest, una obra de teatro de 1946 que narraba los antecedentes de La loba (obra de 1939 llevada al cine en 1941).

Otro caso de precuela es el de la serie de televisión Las aventuras del joven Indiana Jones (donde se narran hechos de su infancia y juventud), realizada después de las tres primeras películas de dicho personaje.

Otros conocidos ejemplos de protosecuelas son las historietas de Superboy[1] (iniciadas en 1944) y la serie de televisión Smallville (creada en 2001), que narran la juventud de Superman, personaje creado en 1938, o la novela Hannibal: El origen del mal de Thomas Harris (publicada en 2006 y que cuenta la infancia y juventud de Hannibal Lecter, personaje que ya había aparecido en otras novelas del escritor).

Estas obras que narran los antecedentes de otras pueden ser creadas por los mismos autores de la entrega original, o por otros. Por ejemplo, el ciclo de relatos de la Fundación iniciado por Isaac Asimov en 1944 cuenta con presecuelas del propio Asimov (como Preludio a la Fundación, de 1988) y de otros novelistas (como El triunfo de la Fundación, de David Brin, de 1999).

Terminología

La palabra precuela es un neologismo copiado del inglés prequel (término que apareció impreso ya en 1958 en un artículo de Anthony Boucher en The Magazine of Fantasy & Science Fiction, según el Oxford English Dictionary). Secuela deriva del latín sequela, y ésta a su vez del verbo sequor, ‘seguir’, no existiendo en esta lengua el término prequela ni un verbo prequor. Para el castellano o español se han propuesto también los términos presecuela, de pre- (lat. prae), ‘antes’) y secuela (a su vez del latín sequela, secuela) y protosecuela, de proto- (gr. πρωτο; el primero, el principal, etc.) Ninguno de los tres términos aparece en el Diccionario de la Real Academia Española (que tampoco registra la acepción de secuela como obra de ficción). La construcción de protosecuela y presecuela sigue un mecanismo habitual en la lengua española, aunque el significado que se desprendería de sus componentes no se corresponde exactamente con el fenómeno referido: protosecuela o presecuela, significarían 'primera secuela' o 'lo anterior a la secuela', cuando en realidad lo característico de estas producciones es que narran los hechos anteriores a una historia y no a sus secuelas.

MIS CULTOS LECTORES: Quedan entonces enterados de estos tres conceptos utilizados por nuestros críticos del séptimo arte: precuela, presecuela y protosecuela, términos que aún no los ha aceptado la mamá del diccionario, la Real Academia Española.


domingo, 5 de junio de 2011

NUEVA NORMATIVA ORTOGRÁFICA DE LA RAE

La nueva ortografía de la lengua ya está disponible para los quinientos millones de hablantes en español.
Es la más "coherente, exhaustiva, y simple" en los tres siglos de historia de unas normativas ortográficas que arrancaron en 1741».

Entregamos esta consulta No. 2012, solicitada por la compañera y periodista Wendy Funes, de los Noticiarios Abriendo Brecha y Canal TEN, para conocer más de esta nueva normativa ortográfica de la Real Academia Española.

La más "científica, clara y razonada" para la Real Academia Española (RAE) y la veintena de academias americanas que han optado por recomendar en lugar de imponer en la mas panhispánica de las normas que han elaborado en su historia. Pero únicamente en algunos casos.

Podremos decir i griega o ye al referirnos a la y. Será tan correcto ve baja como uve, o be alta como be para estas letras.

Pero incurriremos en falta si escribimos guion, truhan, hui, ion, fie, Sion, liais, lie… que, para adecuarse a la norma, pierden "obligatoriamente" su tilde.

También si escribimos Rey o Papa con mayúscula ya que se estipula que "los sustantivos que designan títulos nobiliarios, dignidades y cargos o empleos de cualquier rango (ya sean civiles, militares, religiosos, públicos o privados) deben escribirse con minúscula inicial por su condición de nombres comunes". Así que deberemos escribir rey y papa, ya se trate de "usos genéricos" como si se trata de una "persona concreta". Mientras que esto es norma obligada, se admite la mayúscula inicial, sin ser obligatoria, para dignidades de tratamiento protocolario, como "se espera a Su Santidad", pero es obligatoria la minúscula si se cita el nombre propio: "se espera la vista de su santidad Benedicto XVI". (Se pronuncia dieciséis, no décimo sexto).

También se impone la minúscula en casos como "península ibérica", "cordillera andina" o "golfo pérsico", ya que se dice que "cuando para referirse a un accidente geográfico se emplea el sustantivo genérico seguido de un adjetivo derivado del topónimo al que dicho accidente corresponde, tanto el sustantivo genérico como el adjetivo se escriben en minúscula".

Sin embargo, se reconoce un "uso antonomástico", de modo que será posible escribir "la Península" (ibérica para los españoles) o el Golfo" (para los mexicanos). En casos como "Picos de Europa" o "Selva Negra" en los que el sustantivo genérico forma parte inherente del nombre propio geográfico, ambos irán en mayúscula.

Es incorrecto optar por ex mujer, ex presidente, ex tesorero, en lugar de exmujer, expresidente, extesorero, aunque será correcto ex capitán general. Igualmente será incorrecto acentuar la o entre cifras, “5 o 6”; pero no poner tilde al adverbio sólo o a los demostrativos éste o ése, aunque se recomiende no hacerlo.

Los dígrafos "ch" y la "ll" ya no computan como letras en un alfabeto con 27 grafos. Es decir, que ya no son 29 letras del ABC.

Recoge la versión definitiva de normas aprobadas por el pleno de academias el pasado 28 de noviembre 2010, en Guadalajara (México). Fue después de un barullo fenomenal y de confrontarse a una opinión pública desconcertada al conocer algunas de las propuestas de los académicos. Unas propuestas que finalmente se quedan en recomendaciones, ya que la RAE y el resto la academias suavizaron, y mucho, algunos de sus planteamientos originales, los que más ‘chirriaron’ entre los hablantes, como optar por la ye en detrimento de la i griega.

MI APOSTILLA: Somos contados con los dedos de la mano, quienes hemos comprado la Nueva Ortografía RAE, pero la cuestión ortográfica no es un problema menor: constituye el
ámbito en el que se hace más patente la unidad de la lengua.
En la inmensa extensión del mundo hispanohablante, el español presenta variedades fónicas, morfológicas, sintácticas y léxicas. Sin embargo, comparte unas mismas normas ortográficas. Esta unidad es un bien de valor incalculable. La ortografía posee repercusiones educativas, sociales, económicas y culturales. Pero al parecer a nadie le interesa esta normativa, ni al ministro de Educación, Alejandro Ventura, ni a un tan solo maestro de Honduras, porque no se han preocupado por comprar este valioso ejemplar. Esperamos que Ediciones Ramsés, quienes conmigo somos los únicos que velamos porque “hablemos claro y escribamos correctamente nuestro idioma”, nos llamen para este proyecto de la Sexta Edición del Manual de Ortografía Ramsés y actualizar estos conocimientos para todos los hondureños.